martes, 7 de enero de 2014

De la Sima del Elefante a Belén Esteban

Si yo empezara ahora mismo a hablar de Ignacio Martínez Mendizábal muy pocas personas, por no decir prácticamente ninguna, adivinaría de quién estoy hablando. Algunos podrían pensar que, versando este artículo sobre temas televisivos, deberá ser algún presentador o, ahora que el término está tan de moda, un tertuliano de algún programa que se emita actualmente. Otros, quizás, rebuscarían en su memoria, en programas ya caducados, de otra época, en la que, es posible, fuera un comentarista o un periodista deportivo. Por el contrario, si citara a Belén Esteban, muchos sabrían casi instantáneamente a quién me estoy refiriendo.


Belén  está en la cabeza de todos o, al menos, de la inmensa mayoría. Nos guste o no. Incluso los que no la vemos normalmente (entre los que me incluyo), los que no consumimos esos programas denominados basura (por algo será) sabemos algo sobre ella o sobre su vida. Se ha convertido en algo especialmente complicado aislarse de Belén porque la vemos constantemente, voluntaria e involuntariamente, en televisión, revistas o periódicos, Internet…

Belén es la punta de un iceberg, posiblemente sea el ejemplo más representativo de la deriva televisiva que estamos padeciendo en este país desde hace años. Se hizo famosa al casarse con un torero, del que seguro que muchos ya sabrán su nombre. Ha pasado por infinidad de programas de televisión, todos con distinto nombre pero con idéntico patrón. Programas como Sálvame Deluxe, del que vamos a hablar a continuación. 

Sálvame Deluxe encaja perfectamente en la definición de televisión basura que expone Gustavo Bueno en su libro Telebasura y democracia y que podéis encontrar al comienzo de éste artículo de opinión, cuya lectura también recomiendo desde aquí. Es el tipo de programa construido sobre la idea de que todo vale. Una especie de teatrillo de cuarta división, burdo y soez, por el que desfilan tertulianos que se autodenominan periodistas, famosos con supuesto éxito en la vida (en la mayoría de los casos están ahí por ser hijos de, primos de, ex maridos de, amantes de o, simplemente, por haber participado en otros realitys), comerciantes de la intimidad propia o ajena, delincuentes o allegados, oportunistas en busca de dinero fácil y otras especies de difícil catalogación.
 
Esta corriente de entretenimiento vulgar, amoral, banal, grotesco, morboso, a veces pornográfico y siempre facilón se ha instalado en nuestra vida cotidiana con naturalidad pasmosa. No sólo hemos mirado para otro lado, sino que hemos alimentado el monstruo y lo hemos convertido en un excelente negocio para las cadenas de televisión, que van subiendo la apuesta (hasta dónde llegarán es una incógnita) a medida que se van conociendo los datos de audiencia: si son buenos, para mantenerlos, si son malos, para subirlos.

En el siguiente vídeo se puede ver un ejemplo de lo que estamos hablando:


En España hemos podido contemplar cómo se han ido formando ídolos de barro, a veces desde muy temprana edad, que se toman como ejemplos a seguir. Se ha creado el pensamiento, la falsa idea, de que no es necesario esforzarse (estudiar, aprender, pensar, decidir y equivocarse y aprender del error, dedicarle tiempo a las cosas) para tener éxito, relevancia o pura satisfacción personal en la vida.

Lo más triste de todo quizás sea que nosotros siempre hemos tenido el poder, ha estado y sigue estando en nuestras manos, pero hemos decidido no ejercerlo. Nos hemos abandonado a lo que nos echen, que siempre es menos costoso y requiere menos esfuerzo que pelear por una televisión educativa y de calidad. Una televisión que nos trate como a ciudadanos con capacidad crítica, no como a simple mercancía para el enriquecimiento de unos cuantos.

Si queréis seguir profundizando un poco más en el tema, aquí os dejo unos enlaces que pueden ser de vuetro interés. En el primero de ellos se habla de la cara oculta de los realities y el segundo es una entrevista con Gustavo Bueno acompañada de la crítica de su libro Telebasura y democracia


Gustavo Bueno y la telebasura: http://www.fgbueno.es/hem/2002b23.htm

Por cierto, para los que hayan aguantado el artículo entero, Ignacio Martínez Mendizábal es Doctor en Biología y en el año 1997 recibió el Premio Príncipe de Asturias por sus hallazgos sobre la evolución humana en el yacimiento de Atapuerca. Casi nada.

¿Qué os parece a vostros el estado actual de la televisión? ¿Qué programas eliminaríais de la parrilla? ¿Qué echáis en falta o añadiríais a la programación?

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